Cambio, Jueves 30 de octubre de 2008
Primero les mandaron razones, luego les enviaron panfletos, después recibieron llamadas telefónicas y correos electrónicos, y finalmente visitaron a sus padres y les dijeron: "Su hijo es guerrillero, se tiene que ir o lo matamos. Y guarden silencio". Así, las llamadas 'Águilas negras' emprendieron una ofensiva contra estudiantes de la Universidad del Atlántico, y este año obligaron a 30 jóvenes a abandonar sus carreras.
Ha sido un desplazamiento forzado silencioso. El miedo les impide a los estudiantes denunciar. Solo unos pocos lo han hecho y deben vivir bajo protección de las autoridades. "Las amenazas aumentaron después de las desmovilizaciones, estamos en una situación difícil -le dijo a CAMBIO Henry Molina, estudiante de Derecho de 26 años-. Los que se fueron no han vuelto a estudiar porque temen ser perseguidos en otra universidad y lo más preocupante es que ya no solo vigilan a los estudiantes, vigilan a sus familias".
En todos los casos hay denominadores comunes: los estudiantes o asistieron a una asamblea en la universidad o participaron en marchas o son miembros del movimiento universitario. En las paredes de la universidad, los grafitos les recuerdan que las 'Águilas negras' están presentes.
Las amenazas se cumplen y por eso los estudiantes dejan las aulas, y si pueden se van de la ciudad. En los últimos ocho años han sido asesinadas 40 personas entre profesores, estudiantes y trabajadores de la universidad, y más de 60 han recibido amenazas. Por ejemplo, Molina fue acusado de guerrillero por pertenecer al movimiento universitario. "En 2005 me tuvieron en una guarnición policial para sacarme información y me torturaron, me arrancaron las uñas de los pies -cuenta-. No hay registros de mi detención por ninguna parte, pero puse la denuncia".
El caso de la Universidad del Atlántico fue expuesto en la Audiencia Ciudadana por la Verdad -promovida por el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado- que se llevó a cabo el pasado viernes 24 en el coliseo Miguel 'Happy' Lora de Montería. A ella asistieron no solo los representantes de los estudiantes, profesores y trabajadores de esta universidad, sino de las de Córdoba y Magdalena que denunciaron situaciones similares.
La reunión se hizo bajo fuertes medidas de seguridad porque habían recibido amenazas y panfletos firmados por las 'Águilas negras' y las llamadas Autodefensas Gaitanistas. Dos semanas antes, un abogado del sindicato de trabajadores de la Universidad de Córdoba, Fabio Alberto Rivera, fue apuñalado en Bogotá y le robaron el computador con valiosa información, y en Córdoba fue amenazado el hijo de Teodoro Ibáñez Prada, otro abogado del sindicato.
Profesores y estudiantes de la Universidad de Córdoba denunciaron seguimientos y amenazas. Según Iván Cepeda, del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, hay mucha inconformidad con el rector Claudio Sánchez. "En 2003 se reunió con Salvatore Mancuso y tiene abiertas cinco investigaciones en la Fiscalía -asegura Cepeda-. Eso genera desconfianza en el campus".
En la Costa el movimiento universitario atraviesa por una grave situación de violación de los derechos humanos. "Hasta ahora solo conocíamos de exilios y amenazas en esas tres universidades y en la de Sucre", dice Cepeda. Mientras tanto, las autoridades aseguran lo mismo de siempre: que harán las investigaciones del caso . Volver a Inicio >
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