En la mente humana existe una de las mayores riquezas del Universo. Todos podemos alcanzar la máxima prosperidad transformando buena parte de nuestras ilusiones con el mínimo esfuerzo si nos lo proponemos.
Cuando éramos niños gozábamos de las fantasías que nos relataban nuestros padres, abuelos y tíos. Pero esto no es una utopía, puede cultivarse y hacerse realidad moderada en cada uno de nosotros.
Luego de atravesar las etapas de la niñez y de la adolescencia encontrábamos en algunas cartillas y folletos de cuentos, relatos que nos hacían soñar con mundos de ilusiones.
Jamás nos imaginábamos que parte y muchas de esas fantasías podrían hacerse una realidad con el correr de los años.
Cuando niños y jóvenes soñamos con ser grandes, vivir holgadamente, recibir
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